ALIMENTACIÓN EN LA FIBROMIALGIA

Foto: ALIMENTACIÓN EN LA FIBROMIALGIA
Las características que debe tener la alimentación para las personas con fibromialgia distan en muchos aspectos de la alimentación de la persona sana, esto es debido a que las necesidades de muchos nutrientes se encuentran aumentadas.
Por lo general, en el organismo de las personas con fibromialgia se produce una pérdida crónica de calcio y magnesio. Esta bajada de minerales genera contracturas espasmódicas en los puntos dolorosos de la musculatura descritos anteriormente. Además, también es frecuente encontrar un déficit de Selenio, Zinc, Iodo, Hierro y Vitamina D.
Las necesidades de macronutrientes (azúcares, grasas y proteínas) son las siguientes:
Proteínas: Deben aportar un 15% de la energía que se consume a lo largo del día. Del consumo total de proteínas sólo un 40% debe ser de origen animal y un 60% de origen vegetal. Los principales alimentos de este grupo a consumir deben ser el pescado, las legumbres y los huevos.
Hidratos de carbono: Los azúcares deben representar entre un 45 – 50% de la energía que se consume a lo largo del día. De estos un 40% deben ser hidratos de carbono complejos o de absorción lenta y menos de un 10% a través de azúcares sencillos. Los alimentos de este grupo a consumir de manera mayoritaria deben ser las legumbres, los tubérculos, la verdura, la fruta y en menor cantidad los cereales.
Lípidos: Las grasas tienen que representar el 35% de la energía que se consume a lo largo del día. De estas menos de un 7% deben ser ácidos grasos saturados, un 20% ácidos grasos monoinsaturados, entre un 5 – 7,5% ácidos grasos poliinsaturados y menos de un 1% acidos grasos trans. Además es importante consumir ácidos grasos omega-3 (2 gr. de linolénico) y ácidos grasos omega-6 (un 6%). En cuanto al colesterol un máximo de 300 mg. al día. La fuente de alimentación de todas estas grasas debe ser el pescado azul, el aceite de oliva virgen, los frutos secos y las semillas.
Las necesidades de micronutrientes (vitaminas y minerales) también se ven modificadas. En cuanto a minerales cabe destacar las cantidades de calcio (mínimo 1.500 mg/día), magnesio (entre 400 – 1.000 mg/día), zinc (10 mg/día) y selenio (70 µg/día). Las necesidades de vitaminas también se encuentran aumentadas, vitamina A (mínimo 1.000 µg/día), vitamina C (entre 80 – 300 mg/día), vitamina E (mínimo 10 mg/día), vitamina B6 (mínimo 1,5 mg/día) y ácido fólico (mínimo 400 µg/día).
Para la fibra dietética se establece un consumo de 30 – 40 gr. al día, que la aportarán principalmente las legumbres, la fruta, la verdura, las semillas y los cereales integrales.
Dieta para la fibromialgia
Para desarrollar una dieta adaptada a la persona que sufre fibromialgia hay que verificar primero si existe alguna alergia o intolerancia alimentaria. El 7% de las personas que tienen fibromialgia también tienen alguna alergia o intolerancia (en la población en general sólo entre un 2-5%). La más frecuente es la intolerancia a la lactosa, seguida por la alergia a la piña, a las fresas, a la soja y a las frutas cítricas.
Uno de los principales objetivos nutricionales para tratar las enfermedades autoinmunes como la fibromialgia es potenciar el sistema inmunitario a través de un buen consumo de vitaminas, minerales y proteínas.
Las principales recomendaciones dietéticas para la fibromialgia son:
Realizar una alimentación basificante, es decir, rica en minerales como el magnesio, el calcio y el potasio, y pobre en sodio (sal).
Hacer un buen aporte de antioxidantes: vitamina C, A, E, Selenio, Zinc y fitoquímicos como los flavonoides o la quercetina.
Hacer una ingesta correcta de vitamina D para asegurar la absorción del calcio a nivel intestinal.
Consumir Omega-3 por su efecto antiinflamatorio y mejora de los estados de depresión.
Mejorar la absorción intestinal de nutrientes a través de una flora sana y el aporte de fibra.
Consumir alimentos ricos en Beta-carotenos para garantizar un buen estado de las mucosas internas y mejorar su hidratación.
Consumir vegetales crudos en las comidas principales para aumentar el aporte de vitaminas antioxidantes.
Ingerir frutos secos a diario por su aporte en minerales basificantes y en ácidos grasos saludables.
Para asegurar un buen aporte de energía y nutrientes se recomienda fraccionar bien la comida en 5 tomas al día.
Todo esto teniendo en cuenta que se tiene que poder llevar a cabo de manera fácil y sin mucho esfuerzo. ¿Cómo? Es necesario realizar una planificación semanal de las comidas para organizar bien la compra. Elegir recetas de fácil preparación y digestión para evitar provocar más cansancio a la persona.
El papel del dietista – nutricionista en la fibromialgia
Además de realizar una buena dieta, en muchos casos también será necesario suplementar para conseguir llegar a todos los nutrientes descritos y aumentar la eficacia del abordaje nutricional. Para ello la mejor elección es acudir a la consulta de un dietista – nutricionista para que realice una pauta personalizada a cada caso.
Las características que debe tener la alimentación para las personas con fibromialgia distan en muchos aspectos de la alimentación de la persona sana, esto es debido a que las necesidades de muchos nutrientes se encuentran aumentadas.
Por lo general, en el organismo de las personas con fibromialgia se produce una pérdida crónica de calcio y magnesio. Esta bajada de minerales genera contracturas espasmódicas en los puntos dolorosos de la musculatura descritos anteriormente. Además, también es frecuente encontrar un déficit de Selenio, Zinc, Iodo, Hierro y Vitamina D.
Las necesidades de macronutrientes (azúcares, grasas y proteínas) son las siguientes:
Proteínas: Deben aportar un 15% de la energía que se consume a lo largo del día. Del consumo total de proteínas sólo un 40% debe ser de origen animal y un 60% de origen vegetal. Los principales alimentos de este grupo a consumir deben ser el pescado, las legumbres y los huevos.
Hidratos de carbono: Los azúcares deben representar entre un 45 – 50% de la energía que se consume a lo largo del día. De estos un 40% deben ser hidratos de carbono complejos o de absorción lenta y menos de un 10% a través de azúcares sencillos. Los alimentos de este grupo a consumir de manera mayoritaria deben ser las legumbres, los tubérculos, la verdura, la fruta y en menor cantidad los cereales.
Lípidos: Las grasas tienen que representar el 35% de la energía que se consume a lo largo del día. De estas menos de un 7% deben ser ácidos grasos saturados, un 20% ácidos grasos monoinsaturados, entre un 5 – 7,5% ácidos grasos poliinsaturados y menos de un 1% acidos grasos trans. Además es importante consumir ácidos grasos omega-3 (2 gr. de linolénico) y ácidos grasos omega-6 (un 6%). En cuanto al colesterol un máximo de 300 mg. al día. La fuente de alimentación de todas estas grasas debe ser el pescado azul, el aceite de oliva virgen, los frutos secos y las semillas.
Las necesidades de micronutrientes (vitaminas y minerales) también se ven modificadas. En cuanto a minerales cabe destacar las cantidades de calcio (mínimo 1.500 mg/día), magnesio (entre 400 – 1.000 mg/día), zinc (10 mg/día) y selenio (70 µg/día). Las necesidades de vitaminas también se encuentran aumentadas, vitamina A (mínimo 1.000 µg/día), vitamina C (entre 80 – 300 mg/día), vitamina E (mínimo 10 mg/día), vitamina B6 (mínimo 1,5 mg/día) y ácido fólico (mínimo 400 µg/día).
Para la fibra dietética se establece un consumo de 30 – 40 gr. al día, que la aportarán principalmente las legumbres, la fruta, la verdura, las semillas y los cereales integrales.
Dieta para la fibromialgia
Para desarrollar una dieta adaptada a la persona que sufre fibromialgia hay que verificar primero si existe alguna alergia o intolerancia alimentaria. El 7% de las personas que tienen fibromialgia también tienen alguna alergia o intolerancia (en la población en general sólo entre un 2-5%). La más frecuente es la intolerancia a la lactosa, seguida por la alergia a la piña, a las fresas, a la soja y a las frutas cítricas.
Uno de los principales objetivos nutricionales para tratar las enfermedades autoinmunes como la fibromialgia es potenciar el sistema inmunitario a través de un buen consumo de vitaminas, minerales y proteínas.
Las principales recomendaciones dietéticas para la fibromialgia son:
Realizar una alimentación basificante, es decir, rica en minerales como el magnesio, el calcio y el potasio, y pobre en sodio (sal).
Hacer un buen aporte de antioxidantes: vitamina C, A, E, Selenio, Zinc y fitoquímicos como los flavonoides o la quercetina.
Hacer una ingesta correcta de vitamina D para asegurar la absorción del calcio a nivel intestinal.
Consumir Omega-3 por su efecto antiinflamatorio y mejora de los estados de depresión.
Mejorar la absorción intestinal de nutrientes a través de una flora sana y el aporte de fibra.
Consumir alimentos ricos en Beta-carotenos para garantizar un buen estado de las mucosas internas y mejorar su hidratación.
Consumir vegetales crudos en las comidas principales para aumentar el aporte de vitaminas antioxidantes.
Ingerir frutos secos a diario por su aporte en minerales basificantes y en ácidos grasos saludables.
Para asegurar un buen aporte de energía y nutrientes se recomienda fraccionar bien la comida en 5 tomas al día.
Todo esto teniendo en cuenta que se tiene que poder llevar a cabo de manera fácil y sin mucho esfuerzo. ¿Cómo? Es necesario realizar una planificación semanal de las comidas para organizar bien la compra. Elegir recetas de fácil preparación y digestión para evitar provocar más cansancio a la persona.
El papel del dietista – nutricionista en la fibromialgia
Además de realizar una buena dieta, en muchos casos también será necesario suplementar para conseguir llegar a todos los nutrientes descritos y aumentar la eficacia del abordaje nutricional. Para ello la mejor elección es acudir a la consulta de un dietista – nutricionista para que realice una pauta personalizada a cada caso.

Comentarios

Entradas populares de este blog